lunes, 16 de noviembre de 2009

ESTADIO LUMPHINI DE BANGKOK


Nunca ha faltado a la cita en veinte años: todos los viernes por la noche, Sialek Chanarak está en el estadio Lumpini de Bangkok, uno de los puntos cardinales del boxeo tailandés, el Muay Thai. “Pero no me gusta el boxeo”, señala este comerciante de 53 años, empuñando un fajo de baths, la moneda nacional. “Sin las apuestas, nunca me verían por aquí.” De los 10.000 espectadores de ese estadio deteriorado, los turistas son los únicos que no apuestan en los combates. Muchas extranjeras se estremecen cuando llueven los puñetazos, una rodilla se hunde en una ingle o arrecian los puntapiés que magullan la piel o los huesos.

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